Desde la década de los sesenta, nuestros alimentos comenzaron a llenarse de las ahora ya famosas Grasas Trans, esto debido a que la industria alimenticia de aquella época se dio cuenta que las grasas trans eran la opción ideal para remplazar las grasas de origen animal, pues a diferencia de éstas son más fáciles de manejar, duran más y también son más baratas.
Sin embargo, como diría nuestra abuela lo barato sale caro, las grasas parcialmente hidrogenadas, como se les conoce científicamente a las grasas trans, comenzaron a preocupara a la comunidad médica a inicios del siglo XXI. Hasta el punto en que la autoridad sanitaria de los E.U. emitió una declaratoria en el que le daba 3 años a las industrias productoras de alimentos para eliminar el uso de estas grasas en sus productos, pues, de acuerdo con estudios científicos “sólo así se podrían evitar miles de infartos del corazón y muertes cada año” (Sí, ya se cumplieron esos 3 años y aún aparecen en nuestra comida).
La comunidad médica ha llegado al acuerdo de que las grasas trans pueden causar daños a la salud sólo si se consumen en dosis elevadas, algunos daños que pueden aparecer son:
- Enfermedades del corazón. Esto debido a que aumentan el nivel de grasas malas, colesterol LDL y triglicéridos.
- Formación de coágulos. Con el tiempo los coágulos pueden ser los causantes de infartos cardíacos y cerebrovasculares.
- Generan resistencia a la insulina. Te sonará de enfermedades como la diabetes.
Debido a que están presentes en una gran cantidad de alimentos, las grasas trans podrían estar ampliamente relacionadas con el aumento de enfermedades como la obesidad, la diabetes y los problemas del corazón. Entonces, ¿por qué las seguimos comiendo? Es que, es imposible resistirse.
La dieta occidentalizada a la que estamos acostumbrados está repleta de grasas trans, por ejemplo, si eres fan de estos alimentos esta es la cantidad de grasas trans que estas consumiendo cada que caes en la tentación:
- Margarina – 39.8 gramos de grasas trans/por cada 100g de Margarina
- Pizza – 7.2g/100g
- Donas – 3.9g /100g
- Galletas –3.5g/100g
- Hamburguesas – 3.0g/100g
- Palomitas de microondas – 3.0g/100g
- Croissants –3.0g/100g
- Cubos de caldo de pollo – 1.95g/100g
- Crema de cacahuate – 1.9g/100g
- Papas fritas –1.4g/100g
Para que te des una idea, las grasas trans también están presentes en algunos alimentos de origen animal, pero ni soñando alcanzan la cantidad que una dona o una rebanada de pizza tiene; por ejemplo 100g de carne contienen 1.0g de grasas trans, medio vaso de leche contiene 0.09g de grasas trans, y la100g de mantequilla contiene 3.9g (¡qué comparas con los 39.8 de la margarina!).
Por ello es que se recomienda reducir el consumo de estas grasas, y siempre revisar la lista de ingredientes de los alimentos en las etiquetas de los productos, pues aunque a veces no lo parezca, varios alimentos pueden contener este tipo de grasas y estar afectando tu salud sin que te des cuenta. ¡Nada te cuesta echarle un ojo a las etiquetas!