Los riñones son muy importantes para la salud de nuestro cuerpo. Se encargan de filtrar la sangre para eliminar los desechos que produce el organismo y el exceso de líquido. Pero te equivocas si piensas que fabricar la pipí es un trabajo poco importante.
Diariamente, los riñones filtran alrededor de 190 litros de sangre, produciendo unos 2 litros de orina.
Además de eliminar desechos, los riñones también miden, reciclan y mantienen cantidades estables de sustancias químicas como el sodio, fósforo y potasio.
Por si fuera poco, los riñones liberan hormonas que ayudan a controlar la producción de glóbulos rojos de la sangre, apoyan en el control de la presión de la sangre y favorecen la absorción de calcio en los huesos.
Muchas veces nos preocupamos por nuestro corazón, cerebro, piel u otras partes del cuerpo, pero ¿le hacemos caso a nuestros riñones?
Las enfermedades de los riñones pueden causar una serie de repercusiones y es posible que tengan consecuencias fatales. Hay muchas razones por las que los riñones pueden enfermarse, pero la mayoría provocan daños en forma lenta. Esto se conoce como insuficiencia renal crónica (IRC).
La IRC puede surgir por diversas razones, que incluyen las siguientes:
- Alto contenido de grasas en la sangre.
- Deshidratación severa.
- Diabetes no controlada.
- Hipertensión arterial.
- Sustancias tóxicas para los riñones, como algunos medicamentos (antiinflamatorios no esteroideos) o medios de contraste.
- Tabaquismo.
La enfermedad crónica de los riñones se va agravando lentamente, durante meses o años, y el daño que causa es irreversible, es decir, que no se puede reparar.
Los médicos han clasificado la ERC en cinco etapas (numeradas del 1 al 5), siendo menos notorias las primeras tres. Esto se debe a que las partes sanas del riñón son capaces de compensar la función de las partes dañadas. En estas etapas, la enfermedad se puede detectar mediante pruebas rutinarias de orina.
En etapas avanzadas, el riñón ya no puede eliminar todas las sustancias tóxicas que están en la sangre, ni produce cantidades suficientes de hormonas. Eso ocasiona que aparezcan síntomas como:
- Hinchazón de tobillos, pies o manos.
- Alta frecuencia de la orina.
- Necesidad de orinar durante las noches.
- Palidez.
- Fatiga.
- Debilidad muscular.
- Somnolencia.
- Dolor de cabeza.
- Latidos acelerados del corazón.
- Baja resistencia al hacer ejercicio.
- Problemas cognitivos.
- Pérdida del apetito.
- Náusea y vómito.
- Diarrea.
- Pérdida de peso.
- Piel reseca.
- Comezón.
- Hemorragias.
- Disfunción eréctil.
Las opciones de tratamiento que se utilizan cuando los riñones ya están muy deteriorados, son la diálisis (la filtración de la sangre por medios artificiales) y el trasplante de riñón.
Para no llegar a esto, es mejor cuidarte. Si tienes alguna enfermedad crónica, como la hipertensión o la diabetes, esmérate en seguir las indicaciones del médico para mantenerte bajo control. También puedes pedirle a tu médico que te realice exámenes de la orina en forma periódica, para saber cómo están trabajando tus riñones.