“¡Me vas a matar de un coraje!“ Tal vez esta típica frase mexicana parezca exagerada. Sin embargo, puede que para quienes la utilizan no sea una idea tan descabellada. Existe un concepto que engloba todo aquello que nos hace daño tras el enojo, llamada muina.
¿Qué es la muina?
Aunque la definición de la palabra muina no significa otra cosa que enojo o disgusto, de acuerdo al Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM, la muina es para muchos un “estado emocional de disgusto que repercute en la salud de quien lo experimenta». Basándose en la creencia popular, cuando sufrimos emociones intensas, estas son capaces de acumularse en algunas regiones del cuerpo hasta provocar daños al organismo. La pregunta es: ¿es cierto esto?
Todo empieza con la nocicepción
Primero que nada, debemos de saber que el dolor es una percepción. Nuestro cuerpo está lleno de neuronas especializadas en avisarnos cuando recibimos algún daño o estamos frente a algún peligro, estas se llaman nociceptores.
Los nociceptores transmiten señales a diversas áreas del sistema nervioso central y se activan mediante estímulos mecánicos, térmicos y químicos cuando nuestro organismo se lesiona o sentimos que negativo nos podría pasar.
¿Sabías que el dolor no sólo se produce en la piel, sino también mediante los músculos y las mucosas?
Cuando un tejido se ve afectado, se liberan sustancias químicas (histamina, bradicinina, potasio, serotonina, acetilcolina, sustancia P y ATP), mismas que también están conectadas con las sustancias químicas que producen las emociones. Por ello, es real que el cuerpo se comunica con la mente y la mente se comunica con el cuerpo. Distintos tipos de emociones como la ira, el miedo o la tristeza también pueden afectar al resto de nuestro organismo, de allí surgió el nombre de enfermedades emocionales.
Cuando de muina se trata, muchas personas suelen presentar alteraciones en su organismo después de hacer corajes o al impactarse demasiado, tales como:
- problemas cardiovasculares
- cambios en los niveles de azúcar en la sangre
- tensión muscular (principalmente en el rostro)
No sólo los corajes afectan a tu salud, también otro tipo de emociones como el miedo o la tristeza.
Por otro lado, también es importante destacar que al experimentar emociones muy fuertes, nuestras actitudes, comportamientos y acciones comienzan a girar en torno a aquello que nos aqueja y terminamos por descuidar nuestro cuerpo. Aquí, dos ejemplos:
- Debido a tanto estrés y tensión laboral, Clara comenzó a rascarse constantemente el cabello, ahora sufre de alopecia.
- Por la tristeza de perder a un ser querido, Juan comenzó a beber alcohol constantemente y ahora padece enfermedades del hígado.
Como puedes observar, no es que muchos daños a nuestra salud sean consecuencia directa de haber experimentado emociones fuertes, sino también que ese tipo de dolencias se deben a nuestras propias acciones.
¡Ten cuidado!
Muchas personas asumen que porque el dolor “está en la mente“, cualquier enfermedad se puede curar sólo con creerlo. ¡Esto es completamente falso! Muchas enfermedades no provienen de un estado emocional. Por ello, consulta a un médico si presentas cualquier tipo de síntoma que aqueje a tu salud y permite que sea quien decida cómo tratarlo.
Si deseas prevenir que la muina haga de las suyas con tu cuerpo, intenta respirar, relaja tu cuerpo y recuerda que los problemas tienen soluciones antes de que tu organismo padezca las consecuencias.