Cuenta la leyenda que hace muchos años, los seres humanos no consumían leche de vaca con frecuencia, pero no fue hasta el siglo pasado cuando se publicó un artículo sobre los “beneficios“ de beberla, tan solo para aumentar las ventas de este producto y sus derivados. La consecuencia ya la conocemos.
Hoy, más del 80% de la leche consumida en todo el mundo proviene de las vacas. Se han publicado un sin fin de artículos al respecto que respaldan su valor nutrimental y otros que lo niegan rotundamente, ¿qué tan “beneficiosa“ es la leche de vaca como nos han contado? A continuación, te presentamos
5 cosas a considerar si quieres seguir consumiendo leche de vaca:
1 – Anemia prematura
En las consecuencias malas de la leche tenemos que efectivamente, la leche puede causar anemia a niños menores de 1 año de edad. Esto se debe a que el calcio y la caseína que contiene evitan que se absorba el hierro de los alimentos. Situación por la cual podría representar un peligro para la salud de tus hijos.
Pero no te preocupes, que el riesgo de padecer anemia en niños posterior a esta edad no ha sido demostrado.
2 – Enfermedades cardiovasculares
Últimamente se ha hecho muy viral y preocupante el hecho de que los lácteos, al contener grasas, pueden aumentar el riesgo de padecer infartos y otras enfermedades cardiovasculares, pero en realidad ¡es todo lo contrario!, ya que la leche contiene ácidos grasos que protegen a tu corazón:
- El ácido palmítico eleva el colesterol LDL, el cual forma las membranas de las células.
- El ácido láurico eleva el colesterol HDL, cuyo se encarga de limpiar las arterias.
- Y el ácido esteárico, que es el que disminuye el colesterol total.
Además, posee varios péptidos que inhiben una enzima llamada convertidora de angiotensina que es la que eleva la presión, por lo que la leche puede ayudar a controlar la hipertensión.
3 – Obesidad y diabetes mellitus 2
Por contener altos contenidos de grasa, se creía que la leche estaba relacionada con la obesidad y el riesgo de padecer diabetes, sin embargo, el calcio y el magnesio que contiene aumenta la sensibilidad a la insulina, estabilizando los niveles de glucosa y disminuyendo las posibilidades de presentar diabetes. Y en cuanto a la obesidad, la leche (líquida) provee una sensación de saciedad, cooperando contra la ingesta excesiva de alimentos.
4 – Cáncer
Actualmente, cualquier tipo de alimento ha sido investigado con relación al cáncer, por lo que la leche no es la excepción. Se sabe que las vacas son inyectadas con una hormona de crecimiento para que produzcan más leche. Esta hormona hace que las personas secreten otra hormona llamada factor de crecimiento la cual es similar a la insulina tipo 1, un estimulante de la aparición de cáncer de mama y de vejiga.
Por otro lado, es protectora contra el cáncer de próstata y colon, ya que el calcio que contiene inhibe de manera indirecta el crecimiento y el desarrollo de éstos.
5 – Crecimiento y huesos fuertes
La leche es rica en micronutrientes, fósforo, magnesio, vitamina D y calcio. Y aunque efectivamente contribuye a tener huesos más fuertes, no se sabe si efectivamente se deba al contenido de calcio que posee. Las teorías más aceptadas sugieren que, en realidad, corresponde a los péptidos y al ácido linoleico conjugado, aunque desafortunadamente no se ha concluido si sus beneficios son lo suficientemente efectivos para combatir la descalcificación de adultos mayores, o que prevenga fracturas de los huesos propias del envejecimiento.
Como puedes observar, tomar un vaso de leche al día no te hará súper fuerte, ni tampoco tendrás huesos extra duros, sin embargo, no cabe duda que esta sustancia puede contribuir a que tengas una buena alimentación y un estilo de vida sano.