¿Estás cerca de cumplir 35? Seguro ya habrás notado ciertos cambios en tu cuerpo, humor, energía y hasta en el rostro. Tranquila, no estás sola, los 35 es esa delgada línea entre la juventud y la madurez que trae consigo muchos cambios físicos y emocionales. Sin embargo, una buena alimentación y ciertos cuidados pueden ayudarte a lidiar con ellos.
A continuación te mostramos los problemas de salud que podrías padecer después de los 35 y cómo puedes evitarlos.
Tu gasto energético disminuirá
¿Recuerdas cuánto comías de adolescente y lo difícil que era que se viera reflejado en tu cuerpo? Esto se debe a que de jóvenes tenemos un alto gasto energético basal, es decir, gastamos mucha energía, por lo que comer mucho no se veía tan reflejado en nuestro organismo.
Pero esa magia desaparece después de los 35, ahora tu organismo necesita menos calorías. Así que si comes en las mismas proporciones que de joven, ¡sorpresa! Ten por seguro que subirás de peso.
Por ello, mantén un equilibrio energético, es decir, consume justo lo que gastas, disminuye lo que consumes, o bien, quema más de lo que consumes. Eso sí, olvida las dietas de tus amigas y acude con un nutriólogo, pues todas las mujeres necesitan porcentajes diferentes de calorías.
Tu composición corporal ya no será la misma
Después de los 35, la producción de estrógenos disminuye, por lo que el cuerpo puede acumular grasa en lugares donde antes no había (sobre todo en la zona inferior de tu cuerpo, piernas y glúteos, adquiriendo el famoso cuerpo de pera).
La grasa ginecoide podría afectar a tus riñones, útero y vejiga, y causar problemas como varices, hinchazón, problemas circulatorios y cansancio excesivo.
Para evitar esto, aumenta tu actividad física, elige las escaleras y no el elevador, deja el carro y súbete a la bici o camina; e intenta hacer 30 minutos o una hora de ejercicio al día. También puedes ayudarte de alimentos que aumentan tu gasto de energía como:
- Chile
- Jenjibre
- Té verde
- Pimienta negra
- Cúrcuma
Tendrás mayor riesgo de padecer osteoporosis
Otra consecuencia de la baja producción de estrógenos en nuestro cuerpo es que estamos más expuestas a padecer enfermedades como la osteopenia y osteoporosis. De ahí que cuidar que nuestra alimentación sea rica en calcio y vitamina D es fundamental.
Para cumplir tus requerimientos de calcio (1,000 mg) puedes apoyarte de:
- Productos lácteos como leche, yogur, queso
- Verduras de hojas verde oscuro (espinaca, brócoli, acelga, kale)
- Pescados
- Cereales y tortilla,
- o bien en suplementos alimenticios.
¡Y no olvides la vitamina D! pues ésta permitirá que el calcio que consumas se fije mejor en tu organismo y además te ayudará a prevenir cáncer de colon, cáncer de mama y regular tu glucosa.
Podrías desarrollar enfermedades cardiovasculares o diabetes mellitus tipo 2
Es más probable que tu organismo disminuya su tolerancia a la glucosa. Independientemente de tu peso corporal, podrías desarrollar resistencia a la insulina aunque no padezcas sobrepeso, lo que aumenta el riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2.
Para disminuir el riesgo, te recomendamos hacer ejercicio vascular en intervalos, es decir, series de frecuencia alta combinados con descanso. También puedes optar por una rutina con ejercicios de fuerza, para que tu masa muscular aumente y sean tus músculos los que capten la glucosa que consumes y no tu sangre.
Dile adiós a los azúcares como la miel, azúcar refinada, harinas y frutas. Elige carbohidratos complejos como maíz, frijol y granos enteros, te ayudarán a disminuir tus niveles de glucosa.
Por otro lado, el colesterol podría acumularse más fácilmente en nuestro organismo, aumentando así nuestro riesgo de padecer enfermedades del corazón. Sin mencionar los anticonceptivos orales y el consumo del cigarro y el alcohol. Modifica tu estilo de vida, opta por una dieta mediterránea (aceites naturales, granos enteros, frutos rojos, vino)
Y por último… tu piel podría verse afectada
Seguro ya habrás notado que comienzan a aparecer arrugas en tu piel, sobre todo en el rostro. Esta es una consecuencia del estrés oxidativo, por lo que frenarlo es imposible.
Lo que sí es posible es disminuir los efectos de los radicales libres en tu piel, es decir, que las marcas de la edad no sean tan notorias. Para ello, te sugerimos consumir antioxidantes, vitamina E (la puedes encontrar en almendras, nueces y semillas), resveratrol (presente en las uvas negras y en el vino) vitamina A y betacarotenos.
La edad es un paso más en nuestra vida, disfrutarla es posible, sobre todo si nos mantenemos saludables y con energía. Consulta con tu nutriólogo cómo puedes mejorar tu alimentación y a tu médico acerca de los cambios que notes en tu cuerpo. ¡Felices 35!