Seguramente lo habrás mencionado en alguna entrevista de trabajo. La palabra perfeccionista es muy popular para presumir el poco margen de error que toleramos, y estamos tan acostumbrados a interpretarla con un halago que nunca nos hemos preguntado. Pero ¿cuáles son los riesgos de ser perfeccionista?
Quienes se dicen perfeccionistas práctivan un alto rendimiento que está direccionado a lograr la excelencia, puede ser un gran motivador para alcanzar las metas pero en algunos casos las exigencias suelen ser tan altas que llegar a ellas se convierte prácticamente en un gran dolor de cabeza.
“Los perfeccionistas aceptarán nada menos que la perfección. ‘Casi ‘perfecto’ es visto como un fracaso.”
-Elizabeth Scott, MS
No importa si esta actitud perfeccionista está enfocada al físico, al trabajo, al deporte o a la vida amorosa; si mantienes una actitud crítica hacia ti mismo, y observas más los errores que los logros, terminarás causando varias repercusiones a tu bienestar.
¿Cuáles son los riesgos de ser perfeccionista?
De acuerdo con Gordon Flett y Paul Hewitt, profesores de psicología de la Universidad de York en Ontario y de la Universidad de Columbia Británica (respectivamente), existen tres facetas de perfeccionismo:
- El orientado a uno mismo. La autoexigencia de que nunca es suficiente.
- Hacia los demás. Dirigir las exigencias hacia otras personas.
- El prescrito socialmente. Las expectativas que tienen los demás hacia nosotros.
Cualquiera de ellas puede acarrear graves consecuencias, como son la depresión, el estrés y la ansiedad, por no cumplir con nuestras propias expectativas. A la larga estos sentimientos pueden manifestarse en malestares físicos como la colitis, migraña, insomnio y problemas con la presión sanguínea.
En casos graves, el perfeccionismo podría llevarte hacia el aislamiento, las adicciones para soportar la presión e incluso el suicidio, por no lograr lo que buscas.
¿Cómo evitar esto?
Descuida, no hay nada de malo en esforzarse lo suficiente para alcanzar todo lo que te propones, sólo tienes que evitar que esto se convierta en un problema.
- Mídete en tu sacrificio. Ten autocompasión contigo para saber hasta qué punto esforzarte.
- Escucha a tu cuerpo. Si notas que empiezas a presentar problemas en tu salud, acude con el médico y estima si tu esfuerzo irregular es una posible causa.
- Organiza tus tiempos y prioridades. Que tu actividad no te lleve a aislarte de tus seres queridos y otras responsabilidades, ¡organiza tus tiempos!
Reconoce tus propios límites, calma a tu voz crítica y ten autocompasión de tu propio esfuerzo. Las metas no son fáciles de alcanzar pero verás que con un cuerpo saludable, rendirás más y mejor. Así que… ¿tú qué tan perfeccionista eres?