Nadie está exento de sudar. Hay personas que lo hacen más que otros, pero existen casos donde esta acción del cuerpo, es más frecuente de lo normal. A esto lo llamamos hiperhidrosis.
La sudación excesiva o hiperhidrosis, es un trastorno más frecuente de lo que imaginas, que en ocasiones causa molestias en algunas zonas del cuerpo e inclusive, puede aumentar el riesgo de infecciones. Es una patología que afecta a hombres y mujeres por igual y suele manifestarse en la infancia y adolescencia.
Quienes tienen este padecimiento, producen grandes cantidades de sudor, más de las normales para controlar su temperatura corporal.
La hiperhidrosis, por lo general tiene un gran impacto en la vida social de las personas. Con base en la encuesta Experiences with Sweating, realizada por la Sociedad Internacional de Hiperhidrosis, en 2005, un total de 1, 361 adultos en Estados Unidos y Canadá externó que dicha condición ha llegado a condicionar hábitos de vestimenta, participación en actividades sociales e incluso, la elección del tipo de trabajo.
Asimismo, un 30% de los encuestados, considera que la sudación excesiva es más vergonzosa que tener acné u obesidad.
¿Cuáles son las causas de la hiperhidrosis?
Aún se desconocen del todo las causas. Si bien algunos expertos sugieren que puede haber una predisposición genérica, datos de la Health A-Z Encyclopaedia, señalan que dos tercios de los pacientes con hiperhidrosis tienen un familiar con esta misma condición.
Podemos decir que existen factores de tipo emocional como el nerviosismo, estrés, ansiedad y tensos que incrementan la actividad de las glándulas sudoríparas,
Las causas que originan la sudación excesiva se desconocen, si bien los datos sugieren que puede existir una predisposición genética. Según la Health A-Z Encyclopaedia, dos tercios de los pacientes que sufren hiperhidrosis tienen un familiar con esta condición.
Factores de tipo emocional como el estrés, la tensión y la ansiedad pueden incrementar la actividad de las glándulas sudoríparas y, por lo tanto, agravar la hiperhidrosis.
También se considera que la hiperhidrosis podría ser causada por la gran actividad de la glándula tiroides o por una baja concentración de glucosa en la sangre, pero esto sólo podrá diagnosticarse con un análisis de sangre.
¿Cuáles son los tratamientos?
Si la hiperhidrosis es ocasionada por ansiedad, te recomendamos que busques apoyo psicológico.
Como la sudación excesiva puede acompañarse de mal olor y degradación de pequeños microorganismos, es necesario mantener limpias las zonas afectadas. Un baño diario con un jabón neutro o que contenga clorhexidina u otro antiséptico, será ideal para eliminar los hongos responsables del olor.
También te aconsejamos que uses antitranspirantes. Una solución de metenamina también puede ayudar a controlar la sudación abundante.
La iontoferesis, es otra técnica más compleja, que consiste en introducir sustancias que inhiben la transpiración, mediante corrientes eléctricas. Sirve sobre todo para eliminar sudor en las exilas.
Para quienes presentan sudación mayormente en el rostro, existe una intervención con toxina botulínica tipo A, que se aplica de forma local intradérmia. Es una tratamiento ambulatorio que dura entre 12 y 30 minutos y ha demostrado gran eficacia.
También está el procedimiento con láser, que ayuda a eliminar las glándulas sudoríparas por calentamiento. Esta es una de las soluciones más recientes y aún se desconocen con exactitud los riesgos y/o efectos secundarios.
Sea cual sea la solución que elijas, es importante que primero vayas a consultar con un médico o especialista. Por ahora, nosotros te recomendamos que modifiques algunos hábitos que coadyuvarán a que las molestias por hiperhidrosis disminuyan:
- Usar prendas frescas que permitan la transpiración, como fibras sintéticas.
- Mantener tus espacios frescos y ventilados.
- Evita el consumo de alcohol, café, té, tabaco y alimentos picantes o muy condimentados que estimulan la producción de sudor.
- Extremar la higiene personal.
- Tener a la mano una muda de ropa si lo crees conveniente y una toalla o pañuelo a la mano.
- Usar talco para regular la sudación, particularmente en los pies.