¿Por qué tenemos pesadillas?

Pesadillas

Todos nos hemos despertado a mitad de la noche de un brinco por un sueño terrible que parecía bastante real. Una pesadilla es capaz de provocar miedo y desconcierto, pese a que no se trata de la realidad. Te contamos la razón por la que experimentamos esto.

El cerebro y el sueño

Para comprender cómo es que podemos alterarnos tanto por una escena irreal, hay que conocer el ciclo del sueño. Cuando duermes, tu cerebro continúa trabajando y pasa por varias fases. Si despiertas durante la fase MOR, los sueños se pueden recordar con facilidad y tener detalle de lo que sucedió en tu mente mientras descansabas.

En la fase sueño MOR, existen movimientos oculares rápidos. En ese momento, los ojos van de un lado a otro debajo de los párpados. Aquí ocurren los sueños, algunos son placenteros, pero otros, como las pesadillas, puedes ser horribles. El tiempo de la fase aumenta a lo largo de la noche y su periodo más largo suele ocurrir por la mañana.

El origen de las pesadillas

Los malos sueños ocurren en grandes y pequeños y los motivos pueden ser según las experiencias diarias de impacto o que están relacionadas con tensiones. Por ejemplo, en el caso de los menores de edad:

  • Comenzar a estudiar en una nueva escuela.
  • Problemas en el hogar.
  • Estrés por trabajos escolares.
  • Mudarse de casa.
  • Enfermedad o muerte de los padres.

Hay otras razones que todos compartimos en común, como leer libros o ver películas de terror antes de ir a la cama. Otras pueden ser:

  • Consumo de un nuevo fármaco recetado.
  • Abstinencia alcohólica de forma agresiva.
  • Uso de sustancias ilícitas.
  • Suspensión de medicamentos somníferos.

¿Las pesadillas se pueden evitar?

Aunque no sean agradables, las pesadillas son una forma de procesar las angustias. Si se presentan de vez en cuando, no generan ningún problema. Pero si buscas evitarlas, existen algunas formas, como tener una rutina de sueño sana que no incluya contenido de terror antes de dormir.

A los niños, puede funcionar ir a la cama con un peluche o manta favorita, dejar la puerta abierta o utilizar luz nocturna en su habitación. Esto permite que se sientan más seguros durante el descanso y que, en caso de que haya pesadillas, tengan a su alcance un elemento tranquilizador.

El estrés es un factor para que los malos sueños aparezcan durante las noches, así que se recomienda contar con hábitos sanos (que incluyan actividad física y pasatiempos), reducir cafeína y alcohol y practicar ejercicios de relajación.

Sin embargo, si las pesadillas se manifiestan con mayor frecuencia hasta afectar los ciclos de sueño, pueden ser señal de un trastorno de sueño, por estrés postraumático, ansiedad, depresión o un evento importante en la vida que requiere ser trabajado con un profesional de la salud mental.

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